lunes, 5 de abril de 2010

Una siesta de abril

Había una vez tres personas que a la hora de recibir dones divinos estaban abriendo la boca, en ese reparto fueron seducidos para viajar por el mundo en busca de público pasajero.
Entonces una siesta de abril, tomaron un bus proveniente de una ciudad llamada "Adlántida" (dl no existe ;D) y comenzaron a cantar a modo de trueque para llegar a la orilla del río.
Lo que no sabían era que en ese rodado viajaban muchas personas que estaban enfermas de los oídos, y tenían dificultades para escucharse entre sí.
El viaje, el sol por la ventana, el mal carácter del colectivo, el viento en el rostro, las melodías, la intención de recompensa por amenizar la jornada todo provocó magia...
Los presentes comenzaron a sonreír e intercambiar miradas pacíficas.
Ese día yo ví la magia que se transformó, días después, en un "recuerdo imborrable" según me dijo un señor que roncaba de noche y hablaba tras sus gafas negras...

El sol siempre es amarillo... ¿te acordás?
"Siete mares e surcado
siete mares color azul
yo soy nave voy navegando
y mi vela eres tu
bajo el agua veo peces de colores
van donde quieren no los mandas tu.
Por el cielo va cruzando,
por el cielo color azul,
un avión que vuela alto
diez mil metros de altitud.
desde tierra lo saludan con la mano,
se va alejando
no se donde va,
no se donde va."...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Y a mi que antes no me entusiasmaba esta canción... Es curioso cómo nos cambian las cosas en la cabeza... :)