Mientras pasa el tiempo me convenzo más que tener el rol de escucha se convierte en un castigo.
Llamás por teléfono a alguien, el diálogo comienza:
1) - Hola como estas?
- Bien no sabes qué me paso... bla bla...
(Pensás la próxima me remito a saludar sin preguntar)
Segundo intento...
2) - Hola acá estoy agotada, cansada me siento..
- Hola, sabés yo igual es que bla bla bla...
(Algunos tienen el don de centralizar todo)
Entonces medito las alternativas cambio de amistades, me pongo una caparazón para marcar distancia o una pienso en regalar una salida más comprensiva.
La gente siempre tiene necesidad de contar su vida...
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