viernes, 13 de junio de 2008

No tengo derecho a ilusionarme

Hace un par de días, hay preguntas que me zumban los oídos una y otra vez.
Intento distraerme centrándome fijamente en el trabajo, preparar los finales de la maestría, concretar algunos pendientes de la agenda... en definitiva hacer "lo que debo".

Pero aún así no puedo dejar de pensar, de "hacerme la cabeza".

Es que por más que no quiera involucrarme, mirar hacia un lado, siempre hay alguien que se encarga de decirte lo mal que esta todo, lo mal que se sienten, la frustración porque no se puede progresar, las ganas de huir...
No puedo quitarme esa sensación de mediocridad que abunda en el entorno, esa sensación de que la caída de los ideales como parte del proceso de maduración es triste.
A veces las intenciones de cambio, el querer hacer las cosas bien no alcanza, ¿hasta cuando soportar?, hasta cuando invertir energía vital en convencerse que podemos hacer algo.
Cuando en mi entorno próximo alguien esta nervioso, intento ser paciente; cuando te responden con el peor mal carácter pongo cara de no entendiendo bien a qué te referís. Cuando mi mejor amiga escribe diciéndome que no encuentra salida, que no aguanta más.... intento compartir un mate en la distancia, un consuelo de cercanía.
Fue entonces que mientras aplacaba estos pensamientos desgastados, recordé la imagen que proyecta un caleidoscopio y las apreciaciones que se disfrutan si tras vencer la intriga, se sabe observar buscando los reflejos que brinda la luz.

Acaso ¿nos dejamos quitar el derecho a ilusionarnos, a querer estar mejor, a pensar que progresar es un privilegio y encima creer que no lo merecemos?
Algo hay que hacer... pero cómo??

* Pispiar colección completa e-caleidoscopios

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